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02 diciembre 2012

La Isla de Nunca Jamás, crónica secreta

Y claro, los sueños hay veces que hasta se hacen realidad y una vez un buen compañero afincado en un lejano lugar llamado Matrakilandia decidió junto con un grupo de intrépidos seguidores dedicarse en cuerpo y alma a regalar momentos felices en forma de jornadas de convivencia familiar y deportiva.

Fruto de sus inquietudes y no sin esfuerzos consolidaron la carrera de la Noche de San Juan en Rota, en la que la magia de la noche y el ambiente festivo supera con creces cualquier humilde descripción que yo intentara siquiera realizar, moraleja, hay que vivirla....

Tras eso, con una estratégica habilidad comercial los jerifaltes del Media Markt quisieron copiar el modelo y para ello se llevaron a todo el equipo aportando además sus medios, el resultante fue a todas luces exitoso en su debut y consiguió la consolidación en el calendario de una de las carreras mejor organizada de los últimos tiempos. Como prueba, intenten conseguir traernos a alguien que no hable bien de ella.

Y ahora os diré que aquel día, en el aparcamiento del Media Markt, duchaditos, comiditos, y tomando algunas bebidas refrescantes espumosas nuestros amigos de matrakilandia nos comentaron una iniciativa, un proyecto, una ilusión para unos cuantos elegidos; una carrera no competitiva tipo trail por aquella zona, sería para poca gente, una especie de botellón deportivo, pero ojo, los más puristas desecharon la idea porque habría que conseguir muchos permisos administrativos, seguros, bla, bla, bla., y eso hizo que se descartara "pública y oficialmente" la idea... o no.

Así que con la magia e ilusión que caracteriza todas las acciones del Club Zebulon os voy a describir lo que nos pasó a algunos en la madrugada del sábado 1 de diciembre. Y es que no sabemos si provocado por la ingesta de cruzcampina o por el frío hizo que algunos del equipo de ultrafondo empezamos a dar vueltas en la cama, a estar inquietos, y de pronto solo recordamos que se abrió la ventana... Y allí estaba él, era como un niño vestido de verde que nos quería llevar a un País... coño, si hasta ibamos volando, alguien lo llamó Peter Matraka... lo mismo le pegamos esa noche también a algo más, lo que si me acuerdo es que siempre se estaba riendo, transmitiendo buen rollito.

Lo cierto es que de buenas a primeras nos encontramos Oli, Marcelo y Dani en un sitio maravilloso, con unos lagos, unas montañas (altas), y una temperatura más cercana a los 4 o 5 grados que otra cosa. Allí había otras personas también muy contentas y vestidas con ropajes un tanto extraños, eran como de deportes pero con guantes, bragas, gorros, gorras, nadie tiene ojos solo unos protectores oculares oscuros tipo extraterreste, creo que les llaman gafas deportivas... era como una carrera de ultrafondo pero nadie hablaba de ella, descubrimos que era un secreto de todos, como un aquelarre, era como la Ciudad Perdida de los Niños... como la Isla de Nunca Jamás, yo supuse que le llamaban así por las tunas, el fango y el frío.

Nosotros que solemos ser muy tímidos decidimos no preguntar mucho, nos dieron una cartulina para ponernosla en el pecho y cuando un tío con una trompeta parlante dijo ¡¡Ya!! salimos todos corriendo, realmente, yo creo que todos ibamos así para no perdernos en esa bonita Isla del Nunca Jamás.

Recuerdo que hacía un sol muy deslumbrante, parecía el de los Teletubbies y más frío que alicantando un iglú, pero yo los veía contentos y muy charlatanes... hasta la primera cuesta que silenció hasta a los pájaros, y transformó los chistes y gracietas en jadeos al más puro estilo de las películas de un tal Nacho Vidal.

Oli siempre dice que si bien la carrera te pone en tu sitio es conveniente saber en que sitio de carrera quieres y puedes estar, y es que desde que hace ultrafondo está ultraprofundo, cosa que celebro. Y con esa filosofía cuando nos dimos cuenta empezó a subir y bajar en modo Killian Jornet y le perdimos la pista, aunque siempre sabemos que nuestras mentes permanecen juntas y se ayudan. 

De otro lado estabamos nosotros, la otra parte de la expedición soñadora, ZebCretario y ZebMago que iniciamos nuestra aventura esperando no encontrarnos con el Capitán Garfio (en las Maratones le llaman el Hombre del Mazo), con nuestra filosofía de se hace camino al andar, eso sí, cada vez corremos más, hasta parriba y hasta pabajo, que gozada tirarse por esos caminos, y esos bosques... máxima sensación de libertad. Y es que los paisajes que observamos en nuestro sueño de ayer bien merecen el esfuerzo, además, como todo era un sueño, cuando te despiertas nada te duele, nada te asusta, y solo recuerdas lo bueno, así de sencillo, infantil y bonito. Los dolores y las agujetas son para los mortales.

Otras cosas que recuerdo es que había muchos amigos en los bosques, seguro que eran los Niños Perdidos, se les veía disfrutar con lo que hacían y nos ayudaban a seguir al lider por el camino, hasta nos disparaban con unas máquinas que tenían luces, eran muy simpáticos, sobre todo uno mayor que repetía constantemente, se ha estropeado el ascensor, se ha estropeado el ascensor,  en un lenguaje tosco pero claro junto a un monumento que los indígenas llamaban el Repetidor, lo mismo que nosotros de pequeños llamabamos al compañero que como decía su madre,"quería aprenderse las cosas mejor y volvía a quedarse en el mismo curso", lo que es la inocencia.

No parabamos de dar vueltas en la cama, ya era casi de día, pero aún nos dió tiempo de comprobar como una chica a la que llamaban Campanilla que estaba al lado de un tal Currito repartía unas bolsas de ambrosía y unos recipientes con unos brebajes parecidos a la Cruzcampina, era una combinación mágica que hizo las delicias de aquella concurrencia, además gratis, porque en los sueños no se paga.

Al final todos estaban muy contentos, los Niños Perdidos, Peter Matraka, Campanilla, y nosotros tres a modo de Wendy, Michael y John. Y realmente solo nos faltó lo de los polvitos mágicos, aunque seguro que eso solo pasa en los cuentos.

Mi mayor ilusión es seguir teniendo ilusiones













6 comentarios:

David "Matraca" dijo...

Impresionante, lo has bordado.

Muchas gracias por compartir tú sueño con nosotros. Si a mi me llamas Peter Matraca, mis compis Antonio Morales y rafael Flores "Falin" serían en tú sueño dos grandísimos reyes, porque se lo han currado tela.

salu2 desde matraquilandia.

Anónimo dijo...

Yo estuve allí, y suscribo todas tus palabras... punto final, lo has dicho todo.

Zeb Cretario dijo...

Amén, Mano.

Zebperman dijo...

Precioso, sin duda una crónica muy a la altura de esta trail, felicidades Mago. Como siempre tu magia se nota.
Un tiempo espléndido, un recorrido precioso, una compañía inmejorable, y una organización insuperable....sí sí, fue un sueño maravilloso. Pero algunas veces los sueños se cumplen.

Zeb Miarma dijo...

Yo no estuve allí, pero como si lo hubiera estado.

Como cada vez que nuestro querido Mago relata una crónica, nos traslada a un particular "Mundo de Nunca Jamás". Esta vez, mejor que nunca, con éste hermoso cuento.

Ya me hubiera gustado ser partícipe del sueño y acompañar a mis henmanos, pero estaba en otros menesteres no menos "valientes" ni "sufridos", jeje.

Abrazos desde Híspalis.

Zeb Mercado dijo...

Dentro de un sueño soñé
que soñaba con amigos
que compartiamos un sueño
que era de lo mas sencillo
disfrutar con lo que se hace
echando un ratito juntos
y esperar otro domingo
y soñar con otro asunto.

Bonita crónica manno, nos vemos en los sueños.

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El club Atlético Zebulon Macahan nace de la necesidad de un grupo de jovenes de divertirse corriendo. De esta forma aunan fuerzas para competir en todos los eventos que se celebran, principalmente en la provincia de Cádiz. Es un club formado por grandes corredores, atlétas que son capaces de hacer el tan conocido "kilómetro negro", si los ves corriendo por las calles de San Fernando, Carboneras o Isla Cristina no dejes de echarles el lazo. A su vez son grandes amantes de los triglicéridos, ácidos úricos y grasas polisaturadas que generan los productos cárnicos, derivados del pórcino o vacuno, y los grandes manjares que nos da la mar.