La NOVENA en la CIUDAD de la MÚSICA

Emulando al mismisimo Beethoven que componía música, y que compuso la Novena, yo me fui hasta la ciudad de la música, Valencia, para correr mi Novena, en este caso no es una sinfonía, sino una maratón.
Nunca en mis planes estaba que yo una mañana de noviembre corriera en Valencia, pues cuando yo pedí a Victor Fernández, mi entrenador y amigo, que me ayudara a mejorar mi marca en maratón, allá por el mes de junio, todas mis miradas estaban puestas en Atenas, para correr la auténtica maratón. Pero, claro está, la situación en Grecia no está como para ir a correr mucho, así que tuve que conformarme con hacerme una foto bajo un pórtico publicitario.
Victor, como ya he nombrado antes, ha sido y será una pieza fundamental en mi andadura atlética, con él y sus conocimientos he aprendido grandes cosas sobre este, tan sacrificado y tan grantificante a la vez, deporte popular. No voy a escribir ni una letra más, antes de dar las gracias a Victor, por su apoyo y su confianza en mí. Los que lo conocéis sabéis que él siempre fue el que más apostó por mis posibilidades. No sabes cuantas cosas estoy aprendiendo a tu lado.
Retomando el tema de Valencia, por motivos que no vienen al caso tuve que irme sólo, y claro cuando se está sólo se pasea con la tranquilidad de que nadie ni está pendiente de tí, ni tú debes de estar pendiente de nadie, pues así paseando, paseando, me encontré con Fermín Cacho, medalla olímpica en 1.500 m. en Barcelona 92, y ni corto ni perezoso le dijé: "Fermín, ¿nos hacemos una fotito?", y él me dijo: "¿por que no me invitas mejor a un cocido?", no veas como está el tio de "grande", si es lo que dice un amigo, el único cuerpo indestructible, es el de la Guardia Civil, jajajaja, según dice mi hermano, dice que está así porque se comió al negro que quedó segundo en Barcelona, jajajajaja.
La tarde del sábado se presentaba algo larga, así que fuí a buscar algún lugar en Valencia donde poder ver el fútbol y de camino olvidarme de lo único que tenía en mente, la maratón. Encontré un lugar acogedor donde me sirvieron algo de beber, y recordé a Luis Enrique (ex-jugador de fútbol y ultramaratoniano) que en cierta ocasión dijo que la noche antes del maratón no había nada como tomarse un par de cervezas...(¡qué arte tienes Luis Enrique!), y yo, como soy muy buen mandado, me tomé un par de ellas, como la de la foto.

La mañana del domingo se presentó fresquita, por lo que no tuve la menor duda en ponerme una camiseta debajo de la "roja zebulona", en esta ocasión, y debido a mi perdida de peso, voy a correr con una "roja" que según su propietario, "nunca correrá una maratón a no ser que sea conmigo", obviamente el llevarla puesta me hizo acordarme en todo momento de Zeb Mago, su propietario, que gustosamente me la dejó.

Como es habitual, en toda carrera que se precie, la foto de antes de la carrera es de obligado cumplimiento, y me la hice con un compañero de empresa, delante del hotel que nos dió cobijo. Jesús, que es como se llama, a la postre terminó la prueba en 3:04:49, también pupilo de Victor, y que recientemente ha salido de una operación de ambos menisco de la rodilla, vamos, ¡un crack!.

La prueba se realizaba en paralelo con una prueba de 10 km., la salida era en un puente en la Ciudad de las Artes y durante un gran período de tiempo, compartíamos la misma avenida, pero sin llegar nunca a mezclarnos.
Este tipo de eventos unidos da lugar a comentarios y piques de lo más variopintos, como por ejemplo lo que un tinerfeño maratoniano le gritó a la organización: "...no le deis agua, mi niño, que estos dentro de media hora se están dusshando...".

En cuanto a lo que a mi respecta, como ya he dicho anteriormente, la mañana se presentaba fría, y esa era mi sensación en la línea de salida. Salí como tenía previsto a 4'55", pero las sensaciones de mis piernas durante los ocho primeros kilómetros no era buenas, las sentía frias y dormidas, y para colmo me estoy meando. En el kilómetro 9 me adelantó el globo de las 3h:30', lo cual me sorprendió pues yo mantenía perfectamente mi ritmo, y pensé que él iba algo rápido, pero también pensé que yo iba algo lento, pero también pensé que mi gps me engañaba,... entonces me acordé de Zeb Cretario, de su serenidad y de su mesura en estos casos, en los cuales se abstrae de lo externo y se deja guiar por sus propias sensaciones, me olvidé, por unos kilometros de globo y de gps. Eso sí, me sigo meando y tengo frío.

Hay que buscar un sitio para mear, pero claro no es este el momento, estamos pasando por el centro de Valencia, y no está ni bonito, ni ético ponerte a mear en las puertas del ayuntamiento. Siguen cayendo los kilómetros, me sigo meando y sigo teniendo frío.

A medida que caían los kilómetros me venían al recuerdo todos los días de este largo entrenamiento, y no me quedaba más remedio que acordarme de Zeb Siglo, como sin quererlo se había convertido en mi "partener" de tantos entrenamientos, no escribiré ni una letra más, sin antes darle las gracias por tantas tardes esperandome para salir a rodar, tantas mañanas de fin de semana de madrugón para rodar junto a mí, al ritmo que sea necesario, tantas veces como se adelantaba para comprarme la botella de agua en la gasolinera de los pitufos para que no me faltara de nada. ¡Gracias Juan!, tu también estabas en Valencia.

Allá por el 17 veo un hueco donde poder mear, ¡qué alivio!, ya estoy mejor, eso sí, sigo teniendo frío, en realidad el problema se da cuando corremos por las zonas sombrías de la ciudad, lo que nos hace ir a buscar el sol como si fuéramos caracoles.

La "evacuación" ha sido molto larga, casi 35", tengo que recuperar de aquí a la media. Los siguientes kilómetros serían algo más rápidos de lo que venía corriendo, incluso llegando a registrar 4'44" en el 19.

Paso por la mitad, según mi gps, a 4'55" de media, pero en cambio me marca que llevamos 21,45 km., existe una pequeña diferencia, pero nada que no pueda resolver, olvidandome de ello.

A partir de este momento, la cosa tiene que cambiar, los planes van saliendo bien, el objetivo hasta la mitad está cumplido, pero toca el momento de apretar.

Los siguientes kilómetros van cayendo en torno a los 4'46, y las sensaciones son buenas, eso sí, sigo teniendo frio.

Desde que me adelantó en el 9, no he perdido de vista nunca al globo de las 3h:30", y ahora veo que, debido a la mejora en el ritmo, cada vez lo tengo más cerca. Llega el momento de pasar por túneles en el recorrido, los gps no paran de pitar, estamos perdiendo los satélites, alguién grita: "¿qué pasa?¿ya no sabemos correr sin gps?", risas, y pensé, ahora lo que falta es que alguién grite: "mariconettes, les manetes en els rellotges", jajajaja.

Descontrol en el gps, misma tónica Pedro, que le den al gps, ya se encontrará el solo, tú sigue corriendo que vamos muy bien. Se acerca el 29 y con él, el globo de las 3h:30", lo paso con soltura (a principio de año, no me podía yo imaginar que llegara a escribir esto: "lo paso con soltura") y no volveré a verlo hasta verlo entrar en meta por detrás mía.

Está llegando el 34, me acuerdo de David Domínguez, marchador olímpico y fisioterapéuta, todo un gran tipo, con sus conocimientos y habilidades mantiene mis piernas finas para aguantar todo el entrenamiento que requiere el maratón. En cierta ocasión me dijo, de sus experiencias olímpicas, "yo voy a tope y cuando me quedan ocho, ya lo doy todo", pues eso es lo que me quedan 8. Gracias David, por tus cuidados, por tus conocimientos y experiencias, y por compartirlas con nosotros.

Para mi el 34 es pronto. ¡Coño!, David es olímpico, jajajaja. Ya estoy rodando a 4'40" y creo que mi momento será cuando pase el 35, las sensaciones son muy buenas, voy bien y algo muy gordo debe de pasar para que me dé una pájara.

Lo tengo muy claro, cuando llegue al 35 voy a cambiar. Es el momento, estoy en ese punto en el que sé que voy a terminar por debajo de las 3h:30', pero sé, también, que si mantengo y me conformo será lo que me lleve para La Isla, y también tengo claro que si arriesgo, y triunfo, voy a terminar en 3h:25', y si arriesgo, y fracaso, serán 3h:28'.

Empiezo a adelantar gente, pero ojo, los corredores que estoy adelantando, van a terminar por debajo de 3h:30", son gente que corren rápido, pero hoy me siento especialmente fuerte, ya estoy corriendo a 4'30" y mis sensaciones cada vez son mejores. En un momento dado, en el kilómetro 38 miro el reloj, y veo que estoy corriendo a 4'03", ahí me asusto, no es mi ritmo, y estoy muy eufórico y no debo de caer en el error, reduzco y me pongo a 4'25", aún te quedan cuatro kilómetros y no vayamos a estroperarlo todo ahora.

La meta ya está ahí, me quedan dos kilómetros, ya todo da igual, ahora sí que hay que quemar las naves, todo está ya hecho, como diría Victor, "...hay que ir a jierro...", y así voy, los dos últimos kilómetros los corro a 4'15", saludando a la gente, dando gracias, mirando al cielo, todo ha ido como si de una sinfonía de Beethoven se tratara, desde el 4 de julio, cuando empecé a entrenar con la mente puesta en una maratón en noviembre (primero Atenas y finalmente Valencia), este es el gran colofón. Mi entrada en meta, es el final al gran objetivo que he preparado durante 146 días: Tiempo Oficia: 3:23:38 Tiempo Real: 3:23:01.

No quiero terminar sin dar las gracias a todas las personas que a través de feisbuks, a través de correos electrónicos, a través de llamadas telefónicas o directamente, me han apoyando tanto, antes, durante y después de esta gran aventura.

Y por último, mis últimas palabras, y no por ello, las menos importantes, son para los míos (M, Pe, Pa y G) que me han aguantado, que no sabían si iba o venía de correr, que todos los planes había que organizarlos en torno a unas zapatillas, y siempre han estado ahí apoyando todos mis proyectos.

¡GRACIAS DE CORAZÓN A TODOS!

....y lo próximo es....