Historia de una Carrera

...sin duda alguna se trataba de una tarde muy especial en este pueblo de San Fernando, para mi suponía la primera visita a esta ciudad, cuyos habitantes la llamaban La Isla. Y digo que tenía que ser muy especial porque sus gentes se agolpaban en torno a la calle viendo como jovenes y mayores, chicos y chicas competían en una carrera popular a lo largo y ancho de sus calles.

Pensé, en un principio, que los competidores debían de ser grandes atletas de élites, pues no entendía muy bien, que les hacía prestar tanto interés.

Luego, poco a poco, fui comprobando que en realidad eran amigos y familiares, pues los animaban llamándolos por sus nombres, y éstos a su vez agradecian ese detalle de aliento, que por sus gestos, era como una inyección de fuerza.

Junto a mi, en aquella calle Real, había una madre y su hijo que no quitaban ojo a los corredores. Me dió la impresión, por los gestos del menor, que conocía a todos y cada uno de los competidores, aunque luego por sus palabras pude deducir que más bien se trataba de un animador nato al cual no le importaba ni sexo, ni edad, ni color de camiseta a la que animar.

Aquella tarde pude comprobar que aquello que ellos llamaban "El Carmona" era algo más que una carrera popular, se trataba en realidad de una manifestación deportiva donde todos y cada uno cumplían a la perfección su papel: algunos corrian, otros animaban, otros daban agua, otros organizaban, y todos juntos formaban ese gran espectáculo deportivo y visual. No salía de mi asombro cuando la masa de gente me arrastró hacía un lugar denominado "El Parque", allí estaba situada la meta, y allí vi entrar a todos los corredores y corredoras, cansados, exhaustos, sin aliento, pero felices, con esa cara y esa sonrisa que se le queda al que ha terminado una labor bien hecha.

Me volví a encontrar con aquella madre y su hijo, y por establecer una conversación, le pregunté al chaval qué quién había ganado, el joven sin dudarlo me señaló a un chico que vestía de rojo, acto seguido, a uno que vestía de verde, después se giró y me señaló a una chica que iba de blanco, entonces, sonriendo le pregunté: ¿todos esos han ganado?, y él me dijo sin dudar ni un momento:

"...en El Carmona, señor, todos ganan...".